- La Mtra. Govea Franco comentó que en este fenómeno se deben tomar en
cuenta aspectos como la brecha salarial o las mayores dificultades que
experimenta una mujer para posicionarse en el mercado laboral.
En el ámbito de la economía se denomina Impuesto Rosa al aumento de precio
que existe entre dos productos, cuya calidad y finalidad es idéntica; lo único que
los diferencia es su enfoque al mercado femenino.
La Mtra. Ángeles Montserrat Govea Franco, docente adscrita al Dpto. de Economía
de la Universidad Autónoma de Aguascalientes comentó que este fenómeno
obedece a los esfuerzos económicos que implican la producción, distribución y
comercialización de dichos productos. Es decir, los empresarios justifican costos
más elevados por la decoración, diseño de los aparadores e incluso mayores
montos publicitarios focalizados al segmento de las mujeres.
Entre los ejemplos de artículos de higiene que constantemente reciben el llamado
impuesto rosa enumeró los rastrillos, cremas, jabones o productos para la limpieza
capilar, por mencionar algunos. Lo anterior genera una problemática real debido a
que son considerados productos básicos y la brecha de precios provoca un
desequilibrio en el poder adquisitivo entre los géneros.
Aunado a lo anterior, la Mtra. Govea Franco comentó que en este fenómeno se
deben tomar en cuenta aspectos como la brecha salarial o las mayores dificultades
que experimenta una mujer para posicionarse en el mercado laboral, situaciones
que persisten a pesar de múltiples esfuerzos en materia de concientización e
incluso en términos legales.
Explicó que la suma de estos factores se refleja de forma negativa en la economía
en general por la fuerte pérdida de capacidades adquisitivas de las mujeres y
considerando que en nuestro país el 51.2% de la población pertenece a este
género.
Una de las propuestas que se han formulado para atender esta diferenciación,
explicó la docente del CCEA, es la aplicación de tasa cero en términos de
impuestos para productos higiénicos como podrían ser las toallas femeninas. Con
esto, no únicamente se favorece el poder adquisitivo de la mujer facilitando el
acceso al material sanitario, sino que se reducirían los gastos, tanto personales
como de la cuenta pública, para atender situaciones de salud derivadas de la
inaccesibilidad a recursos primarios.
En este sentido, la Mtra. Govea Franco hizo hincapié en que, cuando se discute
sobre este tema, se deben dejar de lado las posturas ideológicas y centrarse
completamente en lo que las estadísticas dictan. Explicó que se ha comprobado
que los países que cuentan con un escenario con mayor participación laboral
femenina y menores brechas en los gastos básicos, tienen mayor crecimiento
económico comparado con los que cuentan con una tendencia contraria.
Finalmente, la académica del Dpto. de Economía reconoció que se ha tenido un
importante avance en tanto a la equidad de género en la población
económicamente activa. No obstante, se debe entender que, si bien existen casos
de mujeres con posiciones laborales importantes y salarios elevados, estos deben
ser entendidos, tal y como los números lo reconocen, como las excepciones y no
como la regla.