Entre tangas y mangas

Bien reza el viejo adagio que “al ojo del amo, engorda el caballo”, pero al parecer, en la CDMX, ni el caballo engorda, ni el
«Entre guajolotes y apuestas: ¿Y el deporte, apá?»

Bien decía la tía Lancho mientras desvenaba chiles secos con una mano y le pegaba al nieto con la chancla en la otra: «Mire, mijo,